Luisa, una gerente de proyectos, lamentaba haber aceptado el trabajo independiente. Tanto el cliente como el diseñador estaban poniendo a prueba su paciencia. ¿Por qué es tan difícil? —se preguntaba—. ¿Por qué no pueden ponerse de acuerdo?
Semanas después, mientras leía Proverbios 27, le llamó la atención el versículo 17: «Hierro con hierro se aguza». «No se pueden limar las asperezas con algo suave, como la seda —le dijo a su grupo pequeño poco después—. Se necesita algo duro, como el hierro».
Luisa comprendió que los desafíos laborales estaban puliendo algunas de sus asperezas: estaba aprendiendo a ser más paciente y humilde, y a adaptarse a diferentes estilos de trabajo. Llegó a la conclusión de que Dios estaba usando el proyecto para exponer sus defectos y enseñarle nuevas lecciones sobre trabajar con otros.
Gran parte de Proverbios exalta el valor de la sabiduría, pero esta no viene fácilmente. Es necesario buscarla con discernimiento y obediencia (3:13; 13:20; 19:20), y refinarla en crisoles, hornazas y morteros (27:21-22); situaciones que pueden implicar dolor y sufrimiento momentáneos.
Pero la Biblia nos recuerda que los desafíos vienen con recompensas: al buscar con diligencia la sabiduría de Dios y obedecer sus caminos, encontraremos seguridad, satisfacción y bendición (vv. 26-27).