«Son las zorras pequeñas las que destruyen la viña», solía decir mi abuela. Luego, mi mamá repetía lo mismo. Y ahora yo se lo digo a mis hijos. ¿Pero qué significa cuidarse de las «zorras pequeñas»?
Después de plantar vides, puede llevar varios años hasta que den fruto. Requieren mucha paciencia, cuidado, riego, poda y protección. Los zorros —incluso los pequeños— pueden causar daños importantes al destruir las raíces, comer las uvas o masticar el tallo.
En la poética historia de amor del Cantar de los cantares, Salomón advierte: «Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas» (2:15). Algunos eruditos creen que alude a aparentes problemas o comportamientos que podían amenazar la relación de los jóvenes si no se controlaban.
También en nuestro andar espiritual, cosas pequeñas como la amargura (Hebreos 12:15), las palabras corrompidas (Efesios 4:29) o incluso la influencia perjudicial de otros (1 Corintios 15:33) pueden deslizarse imperceptiblemente en nuestra vida.
Mi abuela entendía esto, y su sabiduría habló muchísimo a sus nietos. Al pasar tiempo en oración y lectura de las Escrituras, el Espíritu nos ayuda a «cazar las zorras pequeñas»: tentaciones o hábitos que podrían destruir nuestra relación con otros y nuestro andar con Dios.
De: Brent Hackett