«¿Podemos invitarlo a ser el orador principal en nuestra conferencia nacional de liderazgo de iglesias?», decía la invitación de la renombrada organización. Después de leerla, José respondió: «Por favor, permítanme orar primero». Más tarde, cuando rechazó el ofrecimiento, le dijo a un amigo: «Sabía que Dios me estaba llamando a un trabajo editorial en un proyecto misionero, y ese compromiso me quitaría tiempo y energía. Dije que no para poder hacer lo que Dios quiere que haga».
Lo que Dios quiere que haga: esta era la prioridad de José y lo que determinó su decisión. Jesús también hizo del propósito de Dios su prioridad. Después de sanar a muchos en Capernaum, fue a un lugar solitario a orar (Marcos 1:32-35). Los discípulos fueron y dijeron: «Todos te buscan» (v. 37). Sin embargo, Cristo no permitió que la urgencia o la repentina popularidad determinaran qué haría a continuación. «Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido», dijo (v. 38). Jesús llevó a cabo su prioridad.
¿Cómo conocemos el propósito de Dios para nosotros? Podemos preguntarle en oración, ser guiados por la sabiduría de las Escrituras y buscar consejo de personas que siguen sus caminos. Pasemos nuestra vida haciendo lo que Dios quiere que hagamos.
De: Karen Huang