En su discurso de 2024 a 1.200 graduados universitarios, el empresario millonario Robert Hale Jr. dijo: «Estos tiempo difíciles han aumentado la necesidad de compartir, interesarse y dar. [Mi esposa y yo] queremos darles dos regalos: el primero es nuestro regalo para ustedes, el segundo es el regalo de dar». Luego, entregaron dos sobres a cada uno de los sorprendidos graduados: 500 dólares para guardar y 500 para dar a una persona necesitada.

Aunque la riqueza de Hale le ha permitido compartir así en más de una ocasión, la generosidad no está reservada para los que tienen mucho. Los creyentes en Jesús en la antigua Macedonia dieron de su pobreza para suplir las necesidades de los creyentes en Jerusalén. Pablo dijo de ellos: «en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad» (2 Corintios 8:2). Los elogia porque dieron «conforme a sus fuerzas, y aun más allá […], pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos» (vv. 3-4).

Los que reconocen que Dios les ha dado mucha gracia a través de Jesús pueden responder con manos generosas ante las necesidades de otros. Imitemos el ejemplo del que dijo: «Más bienaventurado es dar que recibir» (Hechos 20:35).

De: Arthur Jackson

Reflexiona y ora

¿Qué puedes ofrecerle generosamente a alguien? ¿Cómo has sido receptor de la generosidad de otra persona?
Padre, ayúdame a dar generosamente.