Hace poco, mi hermano Scott consiguió los registros del servicio militar de nuestro papá, de la Segunda Guerra Mundial. Mientras los revisaba, no vi nada destacado ni sorprendente; nada sobre quién era Papá. Eran solo hechos. Datos. Fue interesante, pero también decepcionante, porque no salí sintiendo que había descubierto algo nuevo sobre él.

Gracias a Dios, al darnos un registro de la vida y obra de Jesús, los cuatro Evangelios son mucho más que solo datos. Son descripciones de quién fue Jesús cuando estuvo en esta tierra, como así también de lo que hizo y dijo. En el Evangelio de Marcos, ese registro tenía el propósito de probar su tesis: «Esta es la Buena Noticia acerca de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios» (1:1 ntv). De inmediato, nos relata el testimonio de Juan el Bautista sobre este Mesías: «Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado» (v. 7). Marcos deja claro que Jesús es el Hijo de Dios. Y el discípulo Juan, en su propio relato, revela: «estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre» (Juan 20:31).

La evidencia de la vida de Jesús es abundante. ¿Qué significa Él para ti? ¿Cómo ha transformado tu vida?

De: Bill Crowder