Hace unos años, después de tomar una prueba sobre genealogía, sentí curiosidad acerca de mis antepasados. Estoy agradecida de haber podido oír historias de algunos familiares de mis ya fallecidos padres, ya que esto me ayuda a sentirme vinculada a mis raíces familiares y aprender de sus experiencias.

Cuando se trata de nuestras raíces espirituales, qué bendición es que la genealogía terrenal de Jesús esté registrada en Mateo 1:1-17 y Lucas 3:23-28. Allí se establece que Él es el Mesías y un descendiente directo de Abraham.

Al leerla, vemos la fidelidad de Dios al cumplir su promesa de que haría a Abraham padre de muchas naciones (Génesis 17:1-8). Dos mil años después de cumplida esa promesa, Mateo escribió: «Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham» (Mateo 1:1).

La genealogía bíblica muestra que la descendencia de Jesús se hace realidad. Vemos los nombres de reyes, como David, y de personas comunes, como un carpintero llamado José. Y Mateo incluye a cinco mujeres: Tamar, Betsabé, Rahab, Rut y María.

Sepamos mucho de nuestros antepasados biológicos o no, podemos —por ser parte de la familia de Dios— conocer sobre nuestros antepasados espirituales a través de la Biblia. Ver la fidelidad de Dios hacia ellos nos da valentía.

De:  Nancy Gavilanes

Reflexiona y ora

¿Por qué es importante conocer tu historia espiritual? ¿Qué puedes aprender de tus ancestros espirituales?
Padre, gracias por ser parte de tu familia.