Mi amigo me confesó que no estaba durmiendo bien. Su insomnio se relacionaba con una difícil situación familiar que lo mantenía levantado de noche. Justo ese día, yo estaba preparado para hablar del Salmo 3 en mi clase de la escuela dominical.
En el Salmo 3, el rey David también tenía un problema familiar, el cual haría que la mayoría de nosotros tuviera insomnio. Su hijo Absalón estaba socavando el reinado de David sobre Israel como parte de su plan para derrocarlo y apoderarse de la corona.
David estaba desesperado. Huyó de Jerusalén después de que un mensajero dijo: «El corazón de todo Israel se va tras Absalón» (2 Samuel 15:13). En el Salmo 3:1, David describe su situación: «¡Oh Señor, cuánto se han multiplicado mis adversarios!».
Pero observa dónde encontró paz David. Recordó que Dios era su escudo protector y que Él levantaba su cabeza (v. 3). Entonces, llegó la ayuda que todos necesitamos cuando nuestras circunstancias nos inquietan: David pudo acostarse y dormir. Y señaló: «desperté, porque el Señor me sustentaba» (v. 5).
Esta fue una buena noticia para mi amigo que atravesaba un tiempo difícil. Y para todos nosotros que enfrentamos dificultades y noches de insomnio, nuestro Dios nos protege y nos da descanso. Al confiar totalmente en Él, nos ayuda a acostarnos y dormir.
De: Dave Branon