El hombre cosechaba cebollas cuando nos acercamos a él durante las visitas a hogares en nuestro viaje misionero a Ecuador. En un español entrecortado, le dije que queríamos hablar brevemente con él sobre la Biblia. Se detuvo para escucharnos mientras compartíamos nuestros testimonios. Luego, uno de mis compañeros comenzó a leer las Escrituras en voz alta en inglés. ¡Qué momento tan sagrado fue oír el evangelio en las laderas de los Andes, mientras el hombre seguía la lectura en español con el folleto que le habíamos dado! Conversamos con él y su familia, oramos por ellos y continuamos hacia la siguiente casa.
Mientras caminábamos por las laderas leyendo las Escrituras y hablando a la gente sobre Cristo, pensé en Jesús y sus discípulos yendo por las colinas y valles de Israel durante su ministerio terrenal.
Isaías 52:7 dice: «¡Cuán hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas! Los pies del que anuncia la paz, del que trae buenas noticias, del que anuncia salvación». El profeta se refería al regreso del pueblo de Dios a su tierra después de años de exilio, pero aún se aplica a nosotros hoy cuando compartimos la buena noticia de Jesús.
Dondequiera que Dios nos haya puesto, el Espíritu Santo puede ayudarnos a compartir el mensaje de salvación con otros.



