Cuando yo era joven, mi abuela recibía el catálogo navideño de JCPenney. Con fervoroso deleite, me lo llevaba para contemplar sus maravillosas imágenes.

Hoy, esas imágenes aparecen a diario en nuestros teléfonos inteligentes: la síntesis algorítmica y personalizada de nuestras esperanzas y sueños. Es fácil perderse en ellas. Recientemente, los expertos han llamado a este fenómeno digital dreamscrolling [deslizando sueños]. Una encuesta de OnePoll indica que ¡el usuario promedio de teléfonos inteligentes en EE. UU. pasa más de dos horas al día con esas imágenes! La idea es incitarnos a esperar —y creer— que, si tan solo tuviéramos esa cosa, todo estaría bien.

En contraste, las Escrituras nos invitan a no aferrarnos a las cosas materiales. En 1 Pedro 1:3-4, leemos: Dios, «según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible». Pedro contrasta nuestros anhelos temporales con la promesa de algo que sí satisfará: «esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado» (v. 13).

¿La verdad? Paso horas mirando esas imágenes. Pero le pido a Dios que me ayude a aprender gradualmente a poner mis deseos por completo en Él.

De:  Holtz Adam

Reflexiona y ora

¿Qué estás buscando realmente cuando miras imágenes en tu teléfono? ¿Qué está cautivando tu corazón?
Padre, ayúdame a poner mi esperanza en ti hoy.