Luego del devastador terremoto en Turquía en febrero de 2023, una foto inquietante apareció en los noticieros: un padre sentado en medio de las ruinas, sosteniendo una mano que sobresalía de los escombros: la mano de su hija. Se ve el borde del colchón donde había estado durmiendo la hija y los dedos sin vida que él sostiene. Si rostro es sombrío; su dolor, profundo.
En ese rostro, veo una semblanza de nuestro Padre celestial. Génesis nos dice que Dios sufrió ante la devastación del pecado en su creación: «le dolió en su corazón» (6:6). Isaías, hablando del futuro Mesías, dice: «varón de dolores, experimentado en quebranto» (53:3). Dios se duele por nosotros, y con nosotros, y se sienta al borde de los escombros de nuestras vidas, tomándonos y diciendo: «yo el Señor soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano» (41:13).
Por más devastador que sea lo que enfrentes —una circunstancia trágica, la pérdida de un ser querido o incluso las consecuencias de tu propio pecado—, recuerda que Dios se duele contigo. Independientemente del terremoto que haya sacudido tu vida, mira que Él se extiende para tomar tu mano. Cualquiera que sea tu tristeza actual, oye al Dios de amor que te dice: «No temas, yo te ayudo» (v. 13).
De: Kenneth Petersen