Cuando su vista empezó a deteriorarse, Diana se preocupó. También había tenido problemas para pensar y repetía las cosas. Sus síntomas llevaron a los médicos a creer que su problema no estaba en sus ojos sino en su cerebro, y descubrieron que tenía un tumor que debían extirpar. Diana temía que la cirugía afectara su habilidad de cantar; algo que la apasionaba y hacía con su familia. Entonces, su cirujano hizo algo increíble: la mantuvo despierta durante la cirugía exenta de dolor, pidiéndole que cantara durante el procedimiento para que supiera que había conservado su circuito neurológico. Incluso grabaron un dúo durante la operación.

Al rey David —quien escribió muchos de los salmos de la Biblia— también le apasionaba el canto. Solía cantarle a Dios, tanto en la angustia como en el gozo. Cuando fue liberado de sus enemigos, reconoció que había sido Dios quien lo «[libró] de enemigos» (2 Samuel 22:49). Debido a las obras bondadosas del Señor, declaró: «te alabaré, oh Señor, entre las naciones, y cantaré alabanzas a tu nombre» (v. 50 lbla).

Dios sigue obrando en el mundo y en la vida de cada uno de nosotros, librándonos del mal que nos invade a todos: el pecado. Como David, que de corazón cantemos alabanzas a Dios por todo lo que ha hecho.

De: Kirsten Holmberg

Reflexiona y ora

¿Por qué cosas puedes alabar a Dios hoy? ¿Qué te invita a adorarlo con canciones?
Padre, te alabo por tu obra en el mundo y en mi vida.