¿Podrían ocho minutos cambiar la vida de alguien? En un mundo donde las conexiones significativas pueden ser raras, la autora Jancee Dunn propone aprovechar el poder de una llamada telefónica de ocho minutos. Cree que puede ayudarnos a conectar con familiares y amigos. Algunos estudios muestran que esas breves llamadas varias veces a la semana ayudan a reducir la depresión, la soledad y la ansiedad. Dunn cita a otros expertos que afirman que pequeños ajustes en las relaciones pueden mejorar profundamente nuestro bienestar y el de los demás.
Esto coincide con Proverbios 12:25: «La congoja en el corazón del hombre lo abate; mas la buena palabra lo alegra». Aquí, la congoja se refiere a la respuesta emocional ante una amenaza al bienestar. También puede generarse en el temor y la incertidumbre sobre el futuro. Las palabras alentadoras de los creyentes en Jesús pueden transformar la congoja de otros en alegría y guiar a la vida verdadera (v. 28), y proveer pautas para ayudar a elegir a los amigos (v. 26 ntv).
Preguntémosle a Dios quién podría necesitar una llamada con palabras de aliento de las Escrituras. Aunque breve, este sencillo acto de conexión quizá sea una chispa que Él use para alivianar la carga de alguien, iluminar su día, y brindar esperanza y consuelo.



