El 22 de septiembre de 1959, apareció un artículo devocional en Nuestro Pan Diario escrito por el Dr. M. R. DeHaan. Escribió sobre cómo añoraba una caja de palomitas confitadas Cracker Jack. Su intención era relacionar esto con el anhelo de las Escrituras. Pero, para su sorpresa, unas semanas después, empezaron a llegar a su oficina cajas y cajas de palomitas Cracker Jack. Su deseo de esta golosina fue satisfecho por los fieles lectores de su devocionario.
Es muy fácil descuidar la práctica de la inmersión regular en las Escrituras. Por eso, necesitamos anhelar algo «más [dulce] que miel» (Salmo 19:10). El salmista David nos anima a saber que la Palabra de Dios es «perfecta, que convierte el alma»; es «fiel» y llena de sabiduría (v. 7). Explica que «los mandamientos del Señor son rectos, que alegran el corazón» (v. 8).
El Dr. DeHaan animaba a los lectores a hacer de la interacción con las Escrituras un hábito, algo que anhelaran cada día, igual que las palomitas dulces. También para nosotros es vital desarrollar el hábito de meditar y reflexionar sobre la Biblia, y responder a sus verdades. Mientras Dios nos ayuda, seamos como David, que dijo: «Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti» (v. 14).