Una convención de enfermería se estaba llevando a cabo en un hotel, cuando un invitado tuvo un infarto cardíaco. De inmediato, varios cuidadores se acercaron para mantenerlo vivo. El invitado quedó increíblemente agradecido a todos de que estuvieran en el lugar correcto en el momento correcto.
Ester también estuvo en el lugar correcto en el momento correcto. La habían elegido reina después de ganarse el favor del rey (Ester 2:17). Sin embargo, un decreto amenazó a su pueblo, los judíos, así que su primo Mardoqueo la desafío a aprovechar su posición para apelar al rey, para salvarlos de una muerte segura: «¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?» (4:14). Decidió arriesgar su vida y «[entrar] a ver al rey» (v. 16) para revelar el plan malvado, y así salvó la vida a los judíos (cap. 8). Es evidente que la reina Ester entendió que Dios la había colocado en esa posición justo para ese momento.
A veces, podemos preguntarnos por qué pasan las cosas o cambian las circunstancias. Quizá nos frustremos y tratemos de que todo «vuelva a la normalidad». Tal vez Dios nos puso en la situación en que estamos con un propósito. Hoy, ante los cambios o las interrupciones, pidámosle a Dios que nos muestre si hay algo especial que quiere que hagamos como parte de su plan perfecto.
De: Brent Hackett