Como un niño de las décadas de 1950 y 1960, crecí en una época en la que el «pasatiempo estadounidense» era el béisbol. No podía esperar para ir al parque a jugar; y una de mis mayores emociones fue cuando recibí la camiseta de béisbol con el nombre de nuestro equipo: ¡GIANTS! Aunque el número 9 en mi espalda me distinguía de los demás, el uniforme nos identificaba como miembros del mismo equipo.

En Mateo 5:3-10, conocido como las Bienaventuranzas, Jesús identifica a los que pertenecen al reino de los cielos como los que «llevan la camiseta» de la semejanza a Cristo. El reino está compuesto por los que adoptan la postura y el carácter de su rey. Según Jesús, los «bienaventurados» no se caracterizan por la apariencia exterior, las riquezas ni las posesiones. En cambio, es el interior, o el corazón, lo que cuenta. «Bienaventurados los pobres en espíritu» (v. 3): los humildes, los que tienen necesidades espirituales y lo saben. «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia» (v. 6): aquellos cuyas almas anhelan agradar y honrar a Dios. «Bienaventurados los pacificadores» (v. 9): los que se unen a Jesús para procurar la armonía.

Con la ayuda del Espíritu, podemos vestirnos a semejanza de Cristo, lo que nos identifica como miembros de su equipo. ¡Qué bienaventurados somos!

De: Arthur Jackson

Reflexiona y ora
Según las Bienaventuranzas, ¿estás «bien vestido»? ¿Por qué aspecto de la semejanza a Cristo estás orando?
Padre, ayúdame a parecerme a Cristo.