El doctor Dolittle, el médico ficticio que conversa con los animales, ha deleitado a muchos a través de libros, películas y obras de teatro. Sin embargo, pocos saben que el autor, Hugh Lofting, les escribió los cuentos de Dolittle a sus hijos desde las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Como la guerra era demasiado horrible, escribía e ilustraba cuentos para contrarrestar el horror de la guerra.
Es inspirador ver a una persona enfrentar las fuerzas amenazadoras que parecen demasiado poderosas. Admiramos este valor resistente porque tememos que triunfen la injusticia, la violencia y la codicia. A veces, tememos que el mundo sea «vencido de lo malo» (Romanos 12:21). Y estos temores son fundados si se nos deja librados a nuestros propios recursos. Pero Dios no nos ha dejado solos. Nos llena de su poder divino, nos pone en acción y nos llama a vencer «con el bien el mal» (v. 21).
Cada uno de nosotros vence el mal con el bien que Dios ha puesto en nuestro corazón. Algunos escriben bellas historias. Otros se ocupan de los pobres. Algunos reciben gente en sus hogares. Otros comparten la historia de Dios a través de la música, la poesía o la conversación. Llevamos su bondad y su paz al mundo de muchas maneras (v. 18), venciendo el mal a nuestro paso.